Tras disfrutar de la noche de Queenstown con Marisol, Joan y otra amiga hongkonita, el miércoles 2 de marzo amanecimos con un inmenso arco iris que anunciaba un día lluvioso. Lo primero que hicimos fue acudir al DOC para informarnos sobre las rutas posibles en Glenorchy, un pequeño pueblo a medio camino de Te Anau donde abundan paisajes que sirvieron de localización para El Señor de los Anillos y otras muchas películas como X-Men. Pero el día se tornaba cada vez más desapacible y no era posible hacer ningún trekking, por lo que decidimos parar en un acogedor café de Glenorchy y convocar un gabinete de crisis. Como el tiempo no acompañaba, decidimos continuar hasta Te Anau desviándonos hacia varios puntos de interés que había en el camino. Por suerte el día se fue abriendo y pudimos disfrutar de un paisaje de verdes praderas salpicadas por innumerables ovejitas.
Poco después llegó Paul, un neozelandés de unos cincuenta años, y una pareja de jubilados americanos que se estaban alojando en la tercera habitación. Nos instalamos, preparamos una rica cena y pasamos la noche calentitos al pie de la chimenea escuchando las historias de Paul, un forofo de la caza, y los americanos de Tennessee.
El viernes 4 de marzo nos volvimos a levantar con la noticia de que no era posible alquilar los kayaks, por lo que volvimos a hacer otro tramo del Kepler track durante casi tres horas. Al terminar emprendimos ya el camino hacia el esperado Milford Sound. Ya casi llegando, en una parada que hicimos en los Mirror lakes, nos volvimos a encontrar a la pareja de tiramillas, Marisol y Joan, quienes venían de hacer el trekking Lake Marian. Los chicos enseguida propusieron imitar sus pasos pero Marta y yo no estábamos muy convencidas… vale que en Nueva Zelanda lo que merece la pena es hacer caminatas para contemplar el paisaje, pero ya habíamos hecho uno de 10 Kms por la mañana! Para que luego no digan, decidimos emprender el segundo trekking del día. Maldita la hora… resultó ser mucho más complicado y largo de lo que pensábamos, unido a que la lluvia había dejado todo hecho un barrizal. La verdad es que mereció la pena llegar a la cima de la montaña para contemplar el lago Marian rodeado de montañas nevadas, pero el camino de vuelta fue un infierno porque empezó a lloviznar y al final se nos hizo de noche.
A la mañana siguiente, el día por fin nos regalaba un sol espléndido, perfecto para contemplar los fiordos de los que tanto nos habían hablado por ser uno de los paisajes más espectaculares de Nueva Zelanda. Por la mañana dimos un par de paseos cortos con vistas al fiordo además de contemplar las impactantes cataratas The Chasm y el Homer pass. Y ya por fin nos embarcamos en el esperado crucero de 2 horas por Milford Sound, donde disfrutamos de las maravillosas vistas del fiordo, formado por montañas de colosales paredes surcadas por innumerables saltos de agua y cataratas, hasta alta mar. Simplemente majestuoso.
qué bien, haciendo ejercicio... pero hay que tener cuidau con los sitios que elegís, eso del lago Mariùr ya sonaba raro de entrada!1
ResponderEliminar